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Niños con discapacidad, protagonistas en la alfombra roja del Palafox

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Todo empezó hace casi siete años, como una manera de implicar a todos los miembros de una misma familia en una actividad de voluntariado en la que cada uno pudiera poner su granito de arena: compartir, dos veces al trimestre, una actividad de ocio con un niño con discapacidad, física o intelectual, en grave riesgo de exclusión social.

Hoy son más de 200 familias voluntarias las que participan de este programa, del que se benefician 65 niños con discapacidad

Según María del Valle Pinaglia, Directora del Programa de Voluntariado Familiar:“Para estas familias el acceso al ocio es prácticamente inexistente y actividades como, por ejemplo, ir a cine no forman parte de su realidad cotidiana. Compartir parte de su tiempo libre con niños sanos contribuye positivamente a su desarrollo y a la sensibilización sobre la discapacidad en la sociedad".

Hoy son más de 200 familias voluntarias las que participan de este programa, del que se benefician 65 niños con discapacidad.

En el Palafox no se oían lloros, no había rabietas ni llamadas de atención, y es que la atención había girado 180º hacia otros niños. Como dice un padre voluntario, “el día de la salida es el día en el que oficialmente le dices a tu hijo hoy tú no eres el protagonista. Hoy si te aburres, no es importante porque lo importante es que fulanito se lo pase bien. Si no te doy la mano es porque la tengo ocupada con la mano de una niña que obedece más a las caricias que a las palabras".

Al principio del acto Miguel Janer, padre voluntario del Programa, compartió su experiencia de vivir y ver morir a una hermana con discapacidad. Después de un camino de preguntas e inquietudes llegó a la conclusión de que “los niños con discapacidad son puntos blancos que Dios pone en el mundo para hacerlo más bonito".

Y todos los presentes pudieron ver que había 65 luces blancas en aquella sala del Palafox.


Hombre y mujer son de la misma sustancia y complementarios

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En la catequesis anterior sobre la familia, me detuve sobre el primer relato de la creación del ser humano, en el primer capítulo del Génesis, en donde está escrito: “Y Dios creó al hombrea su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer" (1,27).

Hoy quisiera completar la reflexión con el segundo relato, que encontramos en el segundo capítulo. Aquí leemos que el Señor, después de haber creado el cielo y la tierra “modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente" (2,7). Es el culmen de la creación. Pero falta algo. Luego Dios pone al hombre en un bellísimo jardín, “para que lo cultivara y lo cuidara" (cfr. 2, 15).

El Espíritu Santo, que ha inspirado toda la Biblia, sugiere por un momento la imagen del hombre solo -le falta algo- sin mujer. Y sugiere el pensamiento de Dios, casi el sentimiento de Dios que lo mira, que observa a Adán solo en el jardín: es libre, es señor, pero está solo. Y Dios ve que esto “no está bien": es como una falta de comunión, le falta una comunión, una falta de plenitud. “No está bien" -dice Dios- y agrega: “Voy a hacerle una ayuda adecuada" (2,18).

La imagen de la “costilla" no expresa de ninguna manera inferioridad o subordinación sino, al contrario, que hombre y mujer son de la misma sustancia y son complementarios

Entonces Dios presenta al hombre todos los animales; el hombre da a cada uno de ellos su nombre –y ésta es otra imagen de la señoría del hombre sobre la creación– pero no encuentra en ningún animal el otro similar a sí mismo. El hombre continúa solo. Cuando finalmente Dios presenta a la mujer, el hombre reconoce exultante que aquella creatura, y sólo aquella, es parte de él: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!" (2, 23).

Finalmente, hay una reflejo, una reciprocidad. Y cuando una persona –es un ejemplo para entender bien esto- quiere dar la mano a otra, debe tener otro adelante: si uno da la mano y no tiene nada, la mano está allí, le falta la reciprocidad. Así era el hombre, le faltaba algo para llegar a su plenitud, le faltaba reciprocidad. La mujer no es una “replica" del hombre; viene directamente del gesto creador de Dios. La imagen de la “costilla" no expresa de ninguna manera inferioridad o subordinación sino, al contrario, que hombre y mujer son de la misma sustancia y son complementarios. También tienen esta reciprocidad. Y el hecho que -siempre en la parábola- Dios plasme la mujer mientras el hombre duerme, subraya precisamente que ella no es de ninguna manera creatura del hombre, sino de Dios. Y también sugiere otra cosa: para encontrar a la mujer y podemos decir, para encontrar el amor en la mujer, pero para encontrar la mujer, el hombre primero debe soñarla, y luego la encuentra.

La devaluación social por la alianza estable y generativa del hombre y de la mujer es ciertamente una pérdida para todos

La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuales confía la tierra, es generosa,directa y plena. Pero es aquí que el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y finalmente, llega la desobediencia al mandamiento que los protegía. Caen en aquel delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos.

El pecado genera desconfianza y división entre el hombre y la mujer. Su relación será asechada por mil formas de prevaricación y de sometimiento, de seducción engañosa y de prepotencia humillante, hasta aquellas más dramáticas y violentas. La historia trae consigo las huellas. Pensemos, por ejemplo, en los excesos negativos de las culturas patriarcales. Pensemos en las múltiples formas de machismo donde la mujer era considerada de segunda clase. Pensemos en la instrumentalización y mercantilización del cuerpo femenino en la actual cultura mediática. Pero pensemos también en la reciente epidemia de desconfianza, de escepticismo e incluso de hostilidad que se difunde en nuestra cultura –en particular a partir de una comprensible desconfianza de las mujeres– con respecto a una alianza entre hombre y mujer que sea capaz, al mismo tiempo, de afinar la intimidad de la comunión y de custodiar la dignidad de la diferencia.

¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia!

Si no encontramos un sobresalto de simpatía por esta alianza, capaz de poner a las nuevas generaciones al amparo de la desconfianza y de la indiferencia, los hijos vendrán al mundo siempre más erradicados de ella, desde el seno materno. La devaluación social por la alianza estable y generativa del hombre y de la mujer es ciertamente una pérdida para todos. ¡Debemos revalorizar el matrimonio y la familia! Y la Biblia dice una cosa bella: el hombre encuentra la mujer, ellos se encuentran, y el hombre debe dejar algo para encontrarla plenamente. Y por esto, el hombre dejará a su padre y a su madre para ir con ella. ¡Es bello! Esto significa comenzar un camino. El hombre es todo para la mujer y la mujer es toda para el hombre.

Por lo tanto, la custodia de esta alianza del hombre y de la mujer, aun pecadores y heridos, confundidos y humillados, desalentados e inciertos, para nosotros creyentes es una vocación ardua y apasionante, en la condición actual. El mismo relato de la creación y del pecado, en su final, nos entrega un ícono bellísimo: “El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió" (Gen 3, 21). Es una imagen de ternura hacia aquella pareja pecadora que nos deja a boca abierta: la ternura de Dios por el hombre y por la mujer. Es una imagen de custodia paterna de la pareja humana. Dios mismo cuida y protege su obra maestra.



© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

En AFAC me trataron como a una princesa, como a su propia hija

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Siendo adolescente, Alejandra fue atendida en AFAC, una institución privada de Ecuador que, sin ánimo de lucro, brinda atención médica de alta calidad a familias de escasos recursos. A AFAC acuden en gran número jovencitas y mujeres con deficiencias nutricionales. Además de los cuidados médicos, AFAC les ofrece capacitación a través de talleres, para ayudarles en la misión de sacar adelante a los hijos. El testimonio de Alejandra y el de otras personas que se formaron en instituciones alentadas por el beato Álvaro del Portillo se recogen en el documental “Trabajar para los demás”.

“Los católicos de Irak están preparados para ser mártires”

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Monseñor Bashar Matti Warda, Arzobispo católico de rito caldeo de Erbil (Irak) ha tenido una sesión con los alumnos de Bachillerato del colegio Retamar (Madrid), en la que ha explicado la situación de los católicos en sus país y ha relatado varios casos de la persecución que sufren.

Foto: Colegio Retamar

Actualmente, en su diócesis, hay 70.000 católicos refugiados que han tenido que huir de la persecución del Estado Islámico.

Mons. Warda señaló que la población de cristianos en Irak, antes de la Segunda Guerra del Golfo llegaba al millón de habitantes, y ahora, se ha reducido a menos de un tercio “y la mayor parte de ella se encuentra en el Kurdistán", la región autónoma iraquí bajo control kurdo, cuya capital es Erbil.

Foto: Colegio Retamar

“Los fieles, los sacerdotes, los obispos sabemos que el martirio es un realidad inminente… es nuestra realidad, y por ello no tenemos otra opción que estar preparados. Y estamos preparados", dijo Mons. Warda. En la práctica, Erbil se ha convertido en la capital cristiana de Irak desde que el Estado Islámico asesinara o desplazara a los cristianos de Mosul y Qaraqosh, hasta hace poco dos ciudades tradicionalmente cristianas.

Monseñor Bashar Matti Warda, Arzobispo católico de rito caldeo de Erbil (Irak)

“Los cristianos, aseguró Arzobispo católico de rito caldeo de Erbil, han preferido dejar todo atrás aceptando la pobreza absoluta, antes que vivir bajo el sometimiento del Estado Islámico, que las daba la opción de o convertirse al Islam, o vivir bajo total sumisión o abandonar todo".

Por eso pidió a los alumnos del colegio Retamar que rezaran por los cristianos de su país y que difundieran la situación en que viven para que más gente sea consciente de lo que están viviendo y colabore con ellos.

Monseñor Warda ha sido presentado por Teresa García Paquet, madre del Colegio, y que trabaja en la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada".


Más información: entrevista de Ayuda a la Iglesia Necesitada a Mons Warda.

"Gracias a ellos ahora tengo a mi hijo"

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Siendo adolescente, Alejandra fue atendida en AFAC, una institución privada de Ecuador que, sin ánimo de lucro, brinda atención médica de alta calidad a familias de escasos recursos. A AFAC acuden en gran número jóvenes y mujeres con deficiencias nutricionales. Además de los cuidados médicos, AFAC les ofrece capacitación a través de talleres, para ayudarles en la misión de sacar adelante a los hijos. El testimonio de Alejandra y el de otras personas que se formaron en instituciones alentadas por el beato Álvaro del Portillo se recogen en el documental “Trabajar para los demás”.

"Un Dios que perdona... ¡eso es lo más grande!"

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“El bautismo es para mi como regresar a casa". Vivi tiene 36 años y reside en Viena. En la reciente Vigilia de Pascua ha recibido el sacramento del bautismo en la catedral de la capital austriaca.

Cada año, una media de 870 adultos solicitan formar parte de la Iglesia católica, de los que 90 se bautizaron en la misma ceremonia que Vivi.

"Admiro especialmente a los que vienen de una cultura completamente diferente, como un japonés o algunas personas que proceden de la religión islámica" dice Vivi.

Entendía que el primer día de la semana debía compartirlo con Dios. Da una perspectiva diferente a tu semana

Ella siempre había sentido curiosidad hacia el cristianismo, aunque sus padres no le ofrecieron una educación religiosa. Ahora recuerda momentos en los que veía el ejemplo de personas que eran cristianas, como por ejemplo cuando transcurrió unas vacaciones junto a una familia en una granja en Carintia (sur de Austria).

Si hay una características de la Iglesia que gusta a Vivi es su apertura

Si hay una características de la Iglesia que gusta a Vivi es su apertura. "Nunca nadie me dijo: 'No, usted no pertenece a nosotros, aquí no se te ha perdido nada'. Siempre tenía las puertas abiertas".

Vivi trabaja en Viena como topógrafa. Hace dos años empezó por decisión propia a asistir a misa los domingos. “Entendía que el primer día de la semana debía compartirlo con Dios. Da una perspectiva diferente a tu semana. Mi familia al inicio se extrañó, pero luego se acostumbraron".

"Un día me explicó que le ayudaban mucho los escritos de un sacerdote, san Josemaría, así que me los leí todos".

Un día, conoció a una señora mayor en la iglesia. “Por edad, podría haber sido mi abuela. Le acompañaba su hija, Fritzi, que pertenece al Opus Dei. Entablamos amistad, especialmente a partir del fallecimiento de la primera".

“Con el tiempo, vi cómo vivía Fritzi su vida cristiana: en su trabajo, en el tiempo libre que pasaba con las amigas, en los tiempos que dedicaba a la oración... Me resultaba atractivo. Un día me explicó que le ayudaban mucho los escritos de un sacerdote, san Josemaría, así que me los leí todos".

¿Qué es lo mejor de la fe? “Saber que, no importa los errores que cometa, cada día puedo empezar de nuevo, porque Dios perdona"

A finales de septiembre pasado viajó a Roma con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo. “Allí decidí prepararme en serio para el bautismo. Hasta ese momento la veneración a los santos me extrañaba un poco, pero al ver tantas familias rezando ante el nuevo beato, y verlas tan alegres, tan felices, me hizo cambiar de idea".

“Me conmovió también ver el Prelado del Opus Dei que, a su edad, se arrodilló ante Papa Francisco en San Pedro. Fue un gesto de humildad que me hizo pensar mucho".

Durante la preparación al bautismo, Vivi ha descubierto la Biblia: “Leía el Evangelio o escuchaba algunos fragmentos. Y cada vez lo entendía mejor. Mis fragmentos favoritos son el himno a la caridad de san Pablo y la parábola del hijo pródigo".

¿Qué es lo mejor de la fe? “Saber que, no importa los errores que cometa, cada día puedo empezar de nuevo, porque Dios perdona. Un Dios que perdona... ¡eso es lo más grande!"

Dios me la mandó, Dios me va a ayudar, es una bendición

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Eddy inscribió a sus hijos en el CADI (Centro de Apoyo al Desarrollo Integral), institución del Uruguay que surgió gracias al beato Álvaro y que, desde 1992, busca ayudar a mejorar la calidad de niños y familias en situación de riesgo social. Eddy piensa que en CADI aprendió a ver la mano de Dios en todo. Su testimonio y el de otras personas que están relacionadas con instituciones alentadas por el beato Álvaro del Portillo se recogen en el documental “Trabajar para los demás”.

9 de mayo: transmisión en directo de las ordenaciones sacerdotales

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Para ver la transmisión el día 9 de mayo, visite el link: www.opusdei.org/live.

La transmisión iniciará unos minutos antes de las 16,00 h.

Podrá ver las imágenes también en la página web de la Fundación Beta Films (www.fbetafilms.org).

Estos son los nombres y países de los candidatos:

Paulo Oriente Franciulli (Brasil)

José Luis Parrado Frade (España)

Alejandro Vázquez-Dodero Rodríguez (España)

Alejandro Baños Atance (España)

Jeffrey Joseph Langan (EEUU)

Juan Carlos Vásconez Donoso (Ecuador)

Jordi Pujol Soler (España)

Miguel Díez López (España)

Rafael Cabrera González (España)

Alejandro Ayxelá Frigola (España)

Jorge Mario Jaramillo Echeverry (Colombia)

Federico María López Navarro (España)

Javier Ibáñez Vial (Chile)

José María Rincón Fernández (España)

José Enrique De Castro y Manglano (Jerusalén)

Jesús María Corcuera Canflanca (España)

Juan Martín Aguado (España)

Carlos Ayxelá Frigola (España)

Miguel Ángel Bravo Gutiérrez (México)

Rafael Bartolomé Castilla (España)

Juan Gabriel Irarrázaval Armendáriz (Chile)

Rafael García Arenillas (España)

Agapitus Tobechukwu Okoye (Nigeria)

Ifeanyi Sylvester Ogboh (Nigeria)

Mauricio Shiaw-Tsu Liu Roqueñi (Taiwán)

Thomas Kenner (Austria)

Wojciech Woźny (Polonia)

Jesús Fernández Vicente (España)

Stanisław Urmański (Polonia)

Mauricio Fabián Ballesteros Casas (Argentina)

Carlos Luis Páez Lucero (Guatemala)

James Mwaura Njunge (Kenya)


Gracias a Monte Verde pude conseguir mi sueño de estudiar medicina

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Hollman deseaba estudiar medicina, pero en su familia no se tenían los recursos para afrontar económicamente esos estudios. En Monte Verde —una entidad colombiana sin ánimo de lucro, fundada en 1977—, pudo prepararse académicamente y consiguió una beca para acceder a la universidad. El testimonio de Hollman y el de otras personas que se formaron en instituciones alentadas por el beato Álvaro del Portillo se recogen en el documental “Trabajar para los demás”.

(I) Blanco y Negro: ¿Estoy condenada a la oscuridad de mi periferia?

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Santo Domingo (Republica Dominicana). Ismael Martínez Sánchez

Aquí, en el barrio marginal de Palmas de Herrera, la delincuencia es cotidiana y mi vida es una marcha hacia una cárcel. Una biografía entre el absurdo contraste de los sueños que se tienen y la vida que se lleva. Entre aquello que uno quiere ser y lo que realmente es. Viviendo en este lado oscuro de la sociedad, ¿tengo posibilidades de ser alguien? ¿Tengo derecho a salir fuera de este pequeño infierno donde he nacido? ¿Puedo ser la mujer que yo quiero ser?

*****

Mis padres se unieron por lo civil cuando tenían ya tres hijos, pero no llegaron a casarse por la Iglesia, a la que casi nunca acudí. Vivimos los primeros años en la barriada de Palmas de Herrera, donde yo era la segunda de tres hermanos en una casa de hormigón con tejado de zinc. Carecíamos de electricidad y el “agua corriente" procedía de un tanque de recogida de lluvias. Lluvias que irrumpían con intensidad cuando olvidábamos cortar la llave de paso… Eran tan frecuentes las inundaciones que llovía tanto dentro como fuera del hogar. Para cuando se dieron cuenta mis padres, yo había agarrado una neumonía con tres años que 'me ingresó' unos meses en el Hospital Robert Cabral, casualmente conocido como “La Angelita".

Tras la enfermedad mis padres decidieron mudarse a otro barrio, a un pequeño terreno en otra zona rural comprada en Los Girasoles, también en las afueras de Santo Domingo. Y allí dieron nuestros huesos. Nueva casa, nuevo barrio y nuevas novedades. Nuestro barracón no era el jardín de un palacio, pero la imaginación engrandecía aquella barraca con dos habitaciones abiertas al mundo por tres ventanas y cerrada a los delincuentes por un candado interior. Es cierto que ahora teníamos algo de electricidad, pero había que ir hasta la fuente pública para la recogida de agua. No queríamos más inundaciones.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Nuestra casa estaba cerca del “Cementerio de Cristo Redentor" aunque las malas lenguas desconocen si llegó allí la Redención, pues la calle se alquitranó en 1995 y la única 'limpieza´ la ejercía Policía cuando arrestaba a los ocupas, personas que se alojaban ilegalmente en parcelas de otros propietarios. Entonces oíamos las sirenas y las balaceras policiales y olíamos el humo de las bombas lacrimógenas para expulsar a las personas que se alojaban fraudulentamente. Asustados, la familia quedaba “trancada" en casa.

- “No salgan o se jugarán la vida", aconsejaban los vecinos, gente que, como mi padre, vivían humildemente del transporte, de manejarconchos, los famosos taxis del país.

Mientras tanto, de puntillas sobre el cristal de la ventana, disfrutaba de la niñez admirando la atmósfera de los días tórridos cuando las tormentas limpiaban la basura de las calles, los grafitis de las paredes y las colillas rotas de gente sin rumbo. A fuerza de mirar, me convertí en una preadolescente observadora, decidida a saber qué rol tendría en mi sociedad, donde el ruido de la televisión y la radio marcaban las conversaciones de las mañanas, tardes y noches. Nuestro programa televisivo favorito era “Sábado chiquito de Corporán". Mi hermana Gladys y yo bailábamos frente al espejo imitando esas estrellas televisivas.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

- Mamá, quiero ser periodista, entrevistar a los famosos y hablar con gente importante.

- Yeraldine, de eso no se vive… La prensa se muere de hambre y nosotros tenemos que vivir mejor.

Mi madre, de cabellos negros y carácter realista, se movía entre el deber de orientarme y la desesperación de mi carácter.

- Da igual. Yo seré lo que quiera, anuncié.

- Siempre me llevas la contraria, hija mía. Yo no quiero que seas como yo, pero siempre tienes argumentos para llevarme la contraria. Te opones a todo, ¡eres la rosca izquierda de esta familia...! Escúchame bien, estudiarás Administración de Empresas porque así conseguirás dinero rápido. Eso es lo que nos falta… Por lo demás, lo nuestro es dejar huella. Sufrir para ganarse el pan. Es todo lo que te puedo decir.

Papá apuntaba desde la esquina burlonamente, con sus jeans gastados y su camisa de tirantes blanca.

- Mujer, tu hija de tal palo, tal astilla... No insistas. Lo peor es la insistencia….

- Pues si no soy periodista, estudiaré Ingeniería porque una persona me ha dicho que soy buena en matemáticas, decía demasiado convencida.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

En el fondo, los consejos chocaban contra mi testarudez, la fuerte voluntad por la independencia y el deseo de nadar a contracorriente. Mi carácter siempre ha supuesto fuertes tropiezos en mi vida.

Mi madre dejó la escoba, dobló su espalda y salió del cuarto. Mi padre seguía fumando su cigarrillo esperando la hora del dominó. Allí estaba él, apoyado junto al quicio de la puerta, con mirada al infinito -o a nuestro finito mundo- mientras yo seguía los pensamientos de mi conciencia.

“Es cierto, nada mejor que aterrizar con humildad -pensaba en mi interior-. Pero, por otra parte, no puedes seguir todos los consejos de mamá. Ellos llegaron sólo al sexto grado de Básica…. O sea, mamá y papá apenas saben leer y escribir…. Yo los amo y los quiero, pero tengo que guiarme de una gente que tenga más conocimiento. Nunca saldré de esta pobreza si sigo el ejemplo de ellos…".

Mi madre entró por la puerta, como si hubiera leído mi pequeña cabecita. Quizá arrepentida, acercaba su corazón servicial después de los enfados.

- Yeraldine, tengo algo para ti. Se aproximó y delicadamente colocó algo en mi dedo anular de la mano derecha. Un anillo. Un precioso anillo brillante y fino. Me acarició el pelo. Hija mía, llévalo siempre contigo.

A decir verdad, mis padres, ambos, habían quedado huérfanos de madre desde la infancia y no eran muy proclives a las delicadezas de los palacios, pues tampoco tuvieron oportunidad de educarse ni de labrarse futuro profesional. De mis parientes y familiares nadie había alcanzado la graduación universitaria -excepto un primo- y la mayoría no tenían estudios. De hecho, todas las mujeres de mi familia han repetido el patrón de ser madres adolescentes sin recursos…

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Nuestra felicidad residía en los pequeños placeres como conversar con los vecinos, seguir el béisbol y bailar merengue o bachata. Mis gustos infantiles eran igual de sencillos: preparar limonada o salir de paseo con tía Fabiana, que trabajaba como empleada doméstica en casas de señores. A veces, ella me llevaba a su trabajo y, deleitada, me sentaba en una silla para que le viera fregar platos o limpiar alfombras. Cuando yo tenía 11 años un cáncer la arrancó de nuestro mundo.

La ausencia de tía Fabiana destapó una realidad oculta para mí. Bajo el manto de una infancia pobre -pero aparentemente feliz- mis ojos descubrieron las disputas de mis padres. Yo había ignorado la realidad, endulzada entonces por anuncios y series de televisión. Mientras yo coleccionaba fans y estrellas de música, mis padres aumentaban las discusiones y se gritaban perdiendo los nervios.

- Nos quedan dos mil pesos. ¿Dónde vamos a ir?, se lamentaba mamá.

- ¡Déjame tiempo! Veremos lo que saco mañana, respondía él enojado saliendo a la calle.

Las disputas se convirtieron en quejas. Las quejas en agravios. Los agravios en indiferencia. Desde la ventana de casa empecé a pensar que las familias de los anuncios maravillosos a color de televisión no reflejaban esa familia real que yo estaba viendo en blanco y negro en el cuarto de mi casa.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Los ingresos de mi padre como taxista en la motocicleta eran insuficientes. A pesar de las tensiones, mi madre arrimó el hombro e ingenió recursos, haciendo de tripas corazón. Empezamos a lavar ropa de los vecinos, a cocinar arepas, a vender dulces. Pusimos un cartelito en la puerta de casa y 'regábamos' la voz en el barrio. Ofrecíamos comida vendiendo almuerzos a los albañiles de las obras, confrío o calor. Vivíamos en ese jaleo semanal que no entiende de horarios -alocadamente- llevando a quien lo necesitara platos, dulces y fruta. El ritmo de vida era intenso. Mi padre nos llevaba al colegio, nos recogía, nos guiaba sin palabras. Mamá nos vestía, nos hablaba… y nos ponía a trabajar.

José, nuestro hermano mayor,trabajaba de día en una lavandería de la Avenida Lincoln y estudiaba de noche en el liceo del barrio. Seguía siendo un adolescente discreto. Mi hermana Gladys y yo comenzamos a vender los sándwiches de mamá en el colegio, aprovechando que Gladys era muy despierta socialmente, quizá también, por su devoción a telenovenas y noviecitos. La verdad es que ambas estábamos dispuestas ganar unos pesos para pagar la escuela y no perder la escolaridad.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Para la secundaria cambiamos de colegio. Mi padre nos acercaba a la escuela de las monjas de Mercedes Amiama situada en la calle San Josemaría. El nombre de la calle no indicaba nada para mí -ni yo nunca he sido demasiado religiosa más allá de saber nombres de algunos santos- pues nunca habíamos practicado regularmente, sólo cuando algunos domingos, mi madre, nos animaba a ir a la iglesia. “¡Ay, qué aburrido es esto de la Misa!", repetía en mi interior, mientras contemplaba el anillo de mi dedo. Así que no entré en relación con Dios, ya que lo mío era seguir asistiendo a clases, vender mis sándwiches durante los descansos y mirar la belleza colocada entre mi mano. Eso era todo.

Con el tiempo, mis ventas me permitieron asistir y pagar un curso de hostelería en la cercana Escuela de Caremi, ligada al Opus Dei y con una visión práctica del catolicismo, aunque la primera vez ni me enteré de que allí hablaran de Dios. Aprendí trucos de cocina y todo fue chévere mientras disfruté aquellos días distintos, con la resignación al realismo de indigencia que esperaba cada tarde al llegar a casa.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Sin embargo, en los días tristes, un nuevo deseo apareció en mi horizonte junto al anillo. El sueño que permitía evadirme: la fotografía de mi puesta de largo. “¡Que me celebren mis quince! ¡Que mecelebren mis quince!", gritaba interiormente. Imaginaba la escena sentada en un campo verde en un día de sol, vestida con traje blanco y rodeada de mi familia, como en los verdaderos anuncios. Cada noche me acostaba descontando los días que faltaban soñando con aquella 'foto fetiche' del paso de la infancia a la juventud de una mujer. Siendo niña no deseaba ver la realidad del agresivo mundo exterior.

Durante un tiempo, las penurias económicas nos unieron y las disputas familiares desaparecieron ante la batalla por salir adelante. Sin embargo, tras cierta bonanza, llegó la crisis de la construcción. Menos obras suponían menos albañiles trabajando. Menos albañiles, menos venta de comida. Los pocos albañiles eran inversamente proporcionales a las disputas nocturnas, que retornaron con fuerza. Los ingresos económicos disminuyeron y aumentaron las tensiones en casa.

- Yerita, necesitamos tu pequeño anillo. ¿Podrías dejármelo?

- Sí, mamá, contesté al tiempo que desaparecía el brillo de mi dedo.

Cuando nos quisimos dar cuenta, el agotamiento y las tensiones familiares terminaron de agriar el carácter de mamá. Yo seguía viéndola como el corcho comprimido de una botella a punto de explotar con la fuerza de un volcán.

Para cuando llegó el cumpleaños de mis quince, papá y mamá estaban medio enojados y habíamos empeñado el anillo a cambio de unos pesos. Yo descontaba las horas. En la noche previa me despertaron con frutas y mamá sacó un bizcocho con velas. Por la mañana papá tuvo que terminar un negocio, Gladys estaba en la escuela y José atendía a los clientes.

Foto: Ismael Martínez Sánchez

Mamá miraba al fotógrafo disparando a mi desvaído traje blanco, carente del cualquier color de afecto. Aquella noche me fui llorosa a dormir. La sesión de fotos familiar quedó reducida a una simple imagen que, como tal, se pudrió cuando el agua de una crecida inundó otra vez nuestra casa en Los Girasoles, descomponiendo los pequeños muebles, cuadros y recuerdos familiares. Ahí acabó todo. Pero no sólo para mí, sino también para mis padres, porque un año y medio después mamá descorchó su volcán y anunció que nos dejaba. Abandonó el hogar aquel día de marzo de 2007.

- Cuídate mucho, Yeri, dijo antes de darme un beso. Caí en estado de shock progresivo. “¡Mi mamá me está dejando!".

Desde entonces he pasado años digeriendo preguntas sin respuestas, con la orfandad materna en la cabeza... pensando que un avión la llevó a otro continente, donde ella intentó rehacer su vida mientras nosotros hacíamos la nuestra. Los tres nos quedamos con papá. José sacando unos pesos, Gladys y yo mirando el futuro. Al cabo de los meses Gladys, con quince años, nos anunció nuevas novedades familiares.

- Estoy embarazada. Mi hermana Gladys, abandonada por su novio adolescente, dio a luz un bebe.

Sí,… lo habíamos repetido. Habíamos repetido el patrón con el que mamá comenzó a morir. Desesperada, enfadada contra el mundo, caí en mis lamentos. ¿Podría salir yo de aquel contagio familiar…? ¿Podría vivir para buscar un camino sin locuras amorosas?

Foto: Ismael Martínez Sánchez



Semana que viene: (II) SEPIA. “La oscuridad es temporal… si aprendo de ella"

El mejor modo de mostrar al mundo la belleza y la bondad del matrimonio

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Nuestra reflexión sobre el designio originario de Dios sobre la pareja hombre-mujer, después de haber considerado las dos narraciones del Libro del Génesis, se dirige ahora directamente a Jesús.

El evangelista Juan, al comienzo de su Evangelio, narra el episodio de las bodas de Caná, en las cuales estaban presentes la Virgen María y Jesús, con sus primeros discípulos (cfr. Jn 2, 1-11).

¡Jesús no sólo participó en aquel matrimonio, sino que “salvó la fiesta” con el milagro del vino! Por lo tanto, el primero de sus signos prodigiosos, con el cual Él revela su gloria, los cumplió en el contexto de un matrimonio y fue un gesto de gran simpatía por aquella familia naciente, solicitado por el apremio materno de María. Y esto nos hace recordar el libro del Génesis, cuando Dios terminó la obra de la creación y hace su obra maestra; la obra maestra es el hombre y la mujer.

Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: ¡el hombre y la mujer que se aman! ¡Ésta es la obra maestra!

Y aquí precisamente Jesús comienza sus milagros, con esta obra maestra, en un matrimonio, en una fiesta de bodas: un hombre y una mujer. Así Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: ¡el hombre y la mujer que se aman! ¡Ésta es la obra maestra!

Desde los tiempos de las bodas de Cana, tantas cosas han cambiado, pero aquel “signo” de Cristo contiene un mensaje siempre válido.

Hoy, no parece fácil hablar del matrimonio como de una fiesta que se renueva en el tiempo, en las diversas estaciones de la entera vida de los cónyuges. Es un hecho que las personas que se desposan están son siempre menos.

Debemos reflexionar seriamente para comprender por qué los jóvenes de hoy no quieren casarse, a pesar de que casi todos desean una seguridad afectiva estable y un matrimonio sólido

Esto es un hecho: los jóvenes no quieren casarse. En muchos países en cambio aumenta el número de las separaciones, mientras disminuye el número de los hijos. La dificultad para quedarse juntos –ya sea como pareja que como familia– lleva siempre a romper los vínculos siempre con mayor frecuencia y rapidez, y precisamente los hijos son los primeros en pagar las consecuencias.

Pero pensemos que las primeras víctimas, las víctimas más importantes, las víctimas que sufren más en una separación son los hijos. Si experimentas desde pequeño que el matrimonio es un vínculo “a tiempo determinado”, inconscientemente para ti será así. En efecto, muchos jóvenes son llevados a renunciar al proyecto mismo de un vínculo irrevocable y de una familia duradera.

Creo que debemos reflexionar con gran seriedad sobre el porqué tantos jóvenes “no se sienten” de casarse. Existe esta cultura de lo provisorio…todo es provisorio, parece que no hay algo definitivo.

Ésta de los jóvenes que no quieren casarse es una de las preocupaciones que surgen en el día de hoy: ¿por qué los jóvenes no se casan? ¿Por qué a menudo prefieren una convivencia y tantas veces “a responsabilidad limitada”? ¿Por qué muchos –también entre los bautizados– tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes puedan encontrar el camino justo para recorrer. ¿Por qué no tienen confianza en la familia?

Las dificultades no son sólo de carácter económico, si bien estas son realmente serias. Muchos consideran que el cambio sucedido en estos últimos decenios haya sido puesto en marcha por la emancipación de la mujer. Pero ni siquiera este argumento es válido. ¡Pero esta es también una injuria! ¡No, no es verdad! Es una forma de machismo, que siempre quiere dominar a la mujer. Hacemos el papelón que hizo Adán, cuando Dios le dijo: “¿Pero por qué has comido la fruta?” Y él: “Ella me la dio”. Es culpa de la mujer. ¡Pobre mujer! ¡Debemos defender a las mujeres, eh!

La familia está en la cima de todos los índices de agrado entre los jóvenes; pero, por miedo de equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensar en ella

En realidad, casi todos los hombres y las mujeres querrían una seguridad afectiva estable, un matrimonio sólido y una familia feliz. La familia está en la cima de todos los índices de agrado entre los jóvenes; pero, por miedo de equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensar en ella; no obstante son cristianos, no piensan al matrimonio sacramental, signo único e irrepetible de la alianza, que se transforma en testimonio de la fe. Quizás, precisamente este miedo de fracasar es el más grande obstáculo para acoger la palabra de Cristo, que promete su gracia a la unión conyugal y a la familia.

El testimonio más persuasivo de la bendición del matrimonio cristiano es la vida buena de los esposos cristianos y de la familia. ¡No hay modo mejor para decir la belleza del sacramento! El matrimonio consagrado por Dios custodia aquel vínculo entre el hombre y la mujer que Dios ha bendecido desde la creación del mundo; y es fuente de paz y de bien para la entera vida conyugal y familiar.

Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo, esta grande dignidad del vínculo entre el hombre y la mujer venció un abuso considerado entonces completamente normal, es decir, el derecho de los maridos de repudiar a las esposas, también con los motivos más falsos y humillantes. El Evangelio de la familia, el Evangelio que anuncia precisamente este sacramento ha vencido esta cultura de repudio habitual.

El matrimonio consagrado por Dios custodia aquel vínculo entre el hombre y la mujer que Dios ha bendecido desde la creación del mundo; y es fuente de paz y de bien para la entera vida conyugal y familiar

El germen cristiano de la radical igualdad entre los cónyuges hoy debe traer nuevos frutos. El testimonio de la dignidad social del matrimonio se hará persuasivo precisamente por este camino, el camino del testimonio que atrae, el camino de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad entre ellos.

Por esto, como cristianos, debemos hacernos más exigentes a este respecto. Por ejemplo: sostener con decisión el derecho a la igual retribución por igual trabajo ¿por qué se da por cierto que las mujeres deben ganar menos que los hombres? ¡No! ¡El mismo derecho! ¡La disparidad es un puro escándalo! Al mismo tiempo, reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de las mujeres y la paternidad de los hombres, a beneficio sobre todo de los niños. Igualmente, la virtud de la hospitalidad de las familias cristianas reviste hoy una importancia crucial, especialmente en las situaciones de pobreza, de degrado, de violencia familiar.

El testimonio de la dignidad social del matrimonio se hará persuasivo precisamente por el camino del testimonio que atrae, el camino de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad entre ellos

Queridos hermanos y hermanas, ¡no tengamos miedo de invitar a Jesús a la fiesta de bodas! Y no tengamos miedo de invitar a Jesús a nuestra casa, para que esté con nosotros y custodie la familia. ¡Y también a su madre, María! Los cristianos, cuando se desposan “en el Señor” son transformados en un signo eficaz del amor de Dios. Los cristianos no se desposan sólo por sí mismos: se desposan en el Señor en favor de toda la comunidad, de la entera sociedad.

De esta bella vocación del matrimonio cristiano, hablaré en la próxima catequesis. Gracias.


© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

Cuatro coincidencias en el camino de Shanghai a Santoña

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1ª Coincidencia: mi bisabuela

Mi bisabuela era la única persona creyente de mi familia. Todos los demás son ateos. Ella me llevó, de pequeña, a la Iglesia evangélica en la que empecé a recibir formación cristiana. Aquí es donde empezó el largo viaje que Dios me tenía preparado.

"Todo esto fue un primer paso para descubrir la Iglesia y tirar por tierra algunos de mis prejuicios"

2ª Coincidencia: Fernando

Empecé la carrera de Ingeniería Química sin saber muy bien lo que era, pero como me gustan los retos y las ciencias, me decidí por ella. Allí conocí a Fernando, un chico de origen mexicano-japonés con el que empecé a salir. Aunque nuestra relación duró menos de un año, fue suficiente para que descubriera cómo vivía él la fe católica, cómo había aprendido a rezar en su familia y, en ellos, pude ver un ejemplo de unidad y cariño. Todo esto fue un primer paso para descubrir la Iglesia y tirar por tierra algunos de mis prejuicios.

"En segundo de carrera conocí a Inés, una chica muy normal y divertida. Nos hicimos amigas y, un día, me contó que era numeraria del Opus Dei"

3ª Coincidencia: Inés

En segundo de carrera conocí a Inés, una chica muy normal y divertida. Nos hicimos amigas y, un día, me contó que era numeraria del Opus Dei. ¡Me sorprendió mucho! Mi idea de una persona entregada a Dios en la Iglesia Católica era aburrida, oscura y triste; pero comprobé que nada más lejos de la realidad.

Pasados unos meses, Inés me invitó a una Asociación Universitaria promovida por gente del Opus Dei. Allí empecé a asistir a unas clases de formación cristiana; bueno, más que unas clases, podrían llamarse diálogos de intercambio de ideas, de dudas que me iban surgiendo sobre la fe y sobre la Iglesia A mí me encanta saber, descubrir el porqué de las cosas. Mi interés por la Iglesia era simplemente curiosidad, solo quería llegar hasta el final y todavía estaba muy lejos de plantearme la conversión.

Pero, pasado un tiempo, la fe empezó a interesarme de una forma más personal. Por eso, comencé a asistir a unas charlas más en serio, donde Ana, otra chica que conocí en Dobra, me hablaba de la fe y la doctrina católicas e iba resolviendo mis inquietudes.

Ana me recomendó que leyera “Roma dulce hogar", un libro en el que un pastor protestante americano, Scott Hahn, cuenta su proceso de conversión.

4ª Coincidencia: “Roma Dulce Hogar"

Ana me recomendó que leyera “Roma dulce hogar", un libro en el que un pastor protestante americano, Scott Hahn, cuenta su proceso hasta ser recibido en la Iglesia católica. La verdad es que no tenía ni un minuto: entre estudiar, trabajar, mi blog de cocina, etc. Así que ni siquiera abrí el libro.

Acabó el curso y me fui “de escapada"- como las llamo yo- a recorrer algunas ciudades de España sin más compañía que mi cámara. Fui a parar a Logroño y, mientras paseaba por la ciudad, entré en una tienda que parecía de papelería y artículos de oficina, pero que resultó ser una librería religiosa. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré de sopetón con el dichoso libro y no pude evitar comprarlo, porque pensé que allí había algo más que casualidades. Lo leí de un tirón, cosa extraña porque todavía leo despacio el castellano.

Mi siguiente parada en la escapada fue a Zaragoza y allí, en el Pilar, me di cuenta de que mi sitio era la Iglesia Católica. La decisión me costó mucho, pero ya no había vuelta atrás: lo había visto y quería convertirme. Supongo que ahí tampoco faltó la ayuda de Dios.

Mi vida desde entonces ha dado un giro. Ahora me estoy preparando para recibir el bautismo, voy a la Santa Misa cada domingo y me he dado cuenta de que puedo encontrar a Dios en las cosas más sencillas, en todo: en el trabajo, en mis hobbies, estando con mis amigos… Para mí, el tiempo es oro y, desde hace unos meses, un regalo de Dios.

Un defensor de los ciudadanos

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Mi nombre es José García Velázquez, pero en Segovia muchas personas me conocen como Pepe o como doctor Velázquez, porque soy Pediatra. Soy natural de Salamanca, aunque llevo la mayor parte de mi vida en Segovia, donde se ha desarrollado siempre mi labor profesional, en el Hospital, desde 1978, y al frente de la Dirección Provincial del Insalud (1996 a 2002) y colaborando con distintas asociaciones de enfermos.

En el año 2008, mientras estaba trabajando en el Servicio de Pediatría, me vino a visitar la Concejala de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Segovia, para proponerme si aceptaba desempeñar el puesto de Defensor del Ciudadano, para realizar labores de ayuda a los ciudadanos en sus relaciones con la Administración Local. Tras ser aprobado el nombramiento por el Pleno de la Corporación, empecé así una labor que he venido realizando durante dos legislaturas y que finaliza este año, según fijan los Estatutos que regulan esta figura.

Recuerdo a una señora que le pusieron una multa y lo que solicitaba es que alguien le explicara por qué se la pusieron, para no volver a cometer la infracción

A lo largo de este tiempo, se han acercado cientos de personas a comentar sus problemas, a presentar quejas o a sugerir propuestas de mejora (que de todo ha habido…). En general, de las entrevistas personales que mantuve con algunas de ellas, se intuye que las personas quieren que, sobre todo, se les escuche.

Así, por ejemplo, algunos venían a manifestar su disconformidad con alguna multa que se les había puesto. En la Administración se les daba la respuesta de que el Policía Local es una agente de la autoridad y su palabra está por encima de lo que pueda plantear el ciudadano. Si el Policía se ratifica en su versión, no le queda otra al denunciado que pagar la multa o recurrir a los tribunales...

Hablando con ellos, transmitían una sensación de abuso de autoridad. Recuerdo a una señora que le pusieron una multa y lo que solicitaba es que alguien le explicara por qué se la pusieron, para no volver a cometer la infracción.

Al ser una figura conocida en Segovia (único Ayuntamiento en Castilla y León que dispone de Defensor Local), se dirigían a la Defensoría cuestiones personales, como disputas familiares, denuncias de maltrato animal de otros Municipios, asuntos relacionados con temas de otras administraciones... Estas personas han sido atendidas y aconsejadas por la Funcionaria que trabajaba conmigo para que supieran qué trámites tenían que hacer y dónde debían dirigir su solicitud.

Cuando me incorporé a la Defensoría, comprobé que muchas veces se retrasaba la respuesta a los recursos o bien esas repuestas eran demasiado farragosas y con lenguaje técnico, que hacía difícil que la gente sencilla pudiera comprenderlas. Al final, las contestaciones de la Administración se han hecho de forma más clara y comprensible, aunque el escrito viniera convenientemente motivado por la normativa aplicable.

Comprobé que muchas veces se retrasaba la respuesta a los recursos o bien esas repuestas eran demasiado farragosas y con lenguaje técnico, que hacía difícil que la gente sencilla pudiera comprenderlas

Otro aspecto que he visto de forma repetida, ha sido la falta de solidaridad en las comunidades de vecinos, cuando era uno solo de ellos el afectado. Por desgracia, contaban que no tenían apoyo del resto de la comunidad, que no estaban afectados por el problema que planteaba la persona que sufría las molestias.

Antes de subir al Ayuntamiento, los 15 minutos de paseo han sido ocasión inmejorable para ir rezando algún misterio del Rosario para encomendar los asuntos previstos, sobre todo los más complicados.

Así como en bastantes ocasiones se conseguía lo que solicitaba el reclamante (cambiar de sitio un contenedor, poner un espejo a la salida de una calle, mejorar una normativa...) hay un tema que se repite y se va complicando con el tiempo: el ocio nocturno en una zona frecuentada por quienes se divierten en las calles por la noche, impide que las familias que tienen la desgracia de vivir en esos barrios, puedan descansar y encima tienen que aguantar suciedad, peleas, tráfico de drogas...Este tema lo he denunciado repetidas veces en plenos, escritos a los medios de comunicación, etc... Muchas veces no hay respeto por parte de los jóvenes, a veces adolescentes; no se implican los padres ni los educadores; y, aunque existe normativa de sobra, no se hace cumplir por las autoridades competentes. Esto lleva a que las familias que viven en esos barrios estén desesperados y, si pueden, cambien de domicilio, buscando lugares más tranquilos.

Estas familias necesitan especialmente que se les apoye y se les escuche, pues ven que no hay una respuesta a los problemas de convivencia que se les plantea. Y, sin duda, un tema por el que hay que pedir mucho, es por los jóvenes que malgastan su tiempo y su vida con estas costumbres de ocio nocturno, casi a diario... A veces les veo salir de fiesta un día cualquiera de la semana cuando voy a trabajar y me pregunto cómo van a estudiar en esas condiciones.

Tanto los miembros del Equipo de Gobierno como los de la Oposición, han mantenido siempre una actitud respetuosa, sin injerencias en mi trabajo

A lo largo de estos años, he comprobado el interés de los medios de comunicación por conocer la problemática que llegaba hasta mí, siendo frecuentes mis colaboraciones en prensa, las entrevistas en radio y televisión, tertulias radiofónicas, etc. También he participado en conferencias para algunas asociaciones. Al ser Segovia una ciudad pequeña, a veces las cuestiones se plantean a nivel de calle, pues todos nos conocemos, aunque las personas suelen ser respetuosas y prudentes.

Para mí ha sido una alegría mantener una relación cordial con los integrantes de la Corporación Municipal, empezando por el Alcalde o Alcaldesa, que siempre han apoyado mi labor. Tanto los miembros del Equipo de Gobierno como los de la Oposición, han mantenido siempre una actitud respetuosa, sin injerencias en mi trabajo. El trato personal siempre ha sido positivo, sin descalificaciones y más bien reconociendo el esfuerzo que supone intentar solucionar estos problemas de los ciudadanos, que, aunque para algunos puedan parecer menores, son los que influyen en el día a día.

También todas las personas que trabajan en el Ayuntamiento, tanto Funcionarios, como Policía Local, etc..., han colaborado en los asuntos que se planteaban, lo cual me llevó a felicitarles en mis informes anuales...

Al llegar la Navidad tengo por costumbre escribir unos cuartetos para mis felicitaciones, que recuerden que celebramos el Nacimiento de Jesús en Belén. Aprovechando la ventaja del correo electrónico, envío estas felicitaciones a los Concejales y a los Funcionarios, que siempre han sido muy bien acogidas; incluso en las contestaciones algunas personas se alegraban de recibir un mensaje claro en la felicitación de Navidad, en vez de otros motivos más al uso en nuestra sociedad.

Con mi poema quería transmitir la necesidad de evitar los enfrentamientos habituales y, como nos enseñan en el Opus Dei, querer y respetar a la persona, aunque no se compartan las ideas

Las conmemoraciones de las fiestas de la ciudad o de los Patronos también son buen momento para compartir alegrías y dar testimonio cristiano. Por cierto, siempre me llamó la atención que hay funcionarios que no tienen respetos humanos en la participación, por ejemplo, en la Santa Misa, poniéndose de rodillas en el momento de la Consagración, etc.

Al despedirme envié a todos los miembros de la Corporación una recopilación de poemas de mi blog con el título de uno de los poemas: "Elevando el tono humano". La idea es salir de los enfrentamientos habituales y, como nos enseñan en el Opus Dei, querer y respetar a la persona, aunque no se compartan las ideas.

Las conmemoraciones de las fiestas de la ciudad o de los Patronos también son buen momento para compartir alegrías y dar testimonio cristiano

El cargo de Defensor es altruista, por lo que no ha habido en ningún momento ningún asomo de corrupción, y, como además el Estatuto define la duración máxima en el puesto, mi etapa al frente del mismo llega a su fin. Lógicamente, sigo en mi trabajo de Pediatra, al que siempre he seguido ligado y de donde obtengo mis recursos económicos: mi sueldo.

Como resumen final, ha sido un bagaje muy positivo en cuanto a relaciones personales, en cuanto a la resolución de las pequeñas cosas que en ocasiones se planteaban y en cuanto a la ayuda que he podido prestar a las personas que se dirigieron al Defensor. En definitiva, me voy con la sensación de haber colaborado para hacer más agradable la convivencia entre los vecinos de la ciudad en la que vivo.

Para aprovechar el mes de mayo

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Santo Rosario, de San Josemaría Escrivá

Textos

San Josemaría en Sonsoles: relato de una romería en los primeros años del Opus Dei.

Comentarios de San Josemaría a los misterios del Rosario (audio y texto)

● Álvaro del Portillo: Ir y volver a Jesús constantemente por María.

● Álvaro del Portillo: María es el mejor camino para obtener una contrición que nos limpie.

Más textos

Oraciones a la Virgen María (devocionario móvil)

Artículos publicados en la sección Año mariano (2011)

Vida de María. Narración en veinte escenas de la vida de la Virgen María, a partir de los Evangelios y de la tradición de la Iglesia.

Carta apostólica "El Rosario de la Virgen María" del Papa San Juan Pablo II.

Devoción a la Santísima Virgen Este artículo explica el culto que los católicos ofrecen a la Madre de Dios, de origen muy remoto en la Iglesia y muy vivo en la actualidad. También narra cómo se vive la devoción a la Virgen en el Opus Dei.

Vídeo

● La Virgen María y el mes de mayo: El Fundador del Opus Dei explica cómo puede ser nuestro amor a la Virgen.

● La Virgen intercede por nosotros. En México, Mons. Álvaro del Portillo habló sobre el poder de intercesión de la Virgen María, "la Madrecita buena de Dios".

El Papa Francisco explica por qué la Virgen María es modelo para los católicos.

● Año mariano por la familia en el Opus Dei (más textos y vídeos)

Audio

● Madre de Dios y Madre Nuestra. Homilía completa de san Josemaría, pronunciada el 11 de octubre de 1964, fiesta de la Maternidad de la Santísima Virgen, publicada en Amigos de Dios.

Extractos de una homilía de San Josemaría sobre la Madre de Dios.

PDF (para descargar)

¿Qué es una Romería a la Virgen? ¿Cómo se hacen? ¿Qué oraciones hay que rezar?

Vida de María (20 escenas de la Virgen)

Fotografías

Galería de fotos de las escenas del Rosario del Santuario de Torreciudad. (Imágenes en alta calidad)

Tractorista, cartero, agricultor... la historia de Fernando

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Fernando Casao nació en 1939 en La Almunia de Doña Godina, provincia de Zaragoza. A los 12 años dejó la escuela para ponerse a trabajar porque mis padres eran pobres, y empecé haciendo banastas de madera para fruta con aro de castaño. Le gustaban mucho las matemáticas, y sorprendió al jefe cuando inventó la manera de hacer los dos aros de las banastas en una sola operación. Fue voluntario al servicio militar y a los 18 años se sacó el carnet de tractorista para trabajar como encargado de una finca cercana. Después marchó a Francia, a recoger remolacha, y también ordeñaba 25 vacas por la mañana y otras tantas por la tarde.

Lo pasamos mal, yo trabajaba los fines de semana haciendo horas extras en una empresa textil preparando pedidos, y repartía sacos de harina a panaderías de los pueblos de la comarca

Pero su ocupación principal tiene su origen en 1964, cuando se presentó a unas oposiciones para cartero, 16.000 candidatos para 2.600 plazas. Fernando tiene mucha devoción a la Virgen del Carmen y el examen era ese día, me encomendé con intensidad y lo aprobé. Además, siempre ha tenido una caligrafía especialmente bonita y sin faltas de ortografía, con lo que pasaba escrituras notariales a limpio por la buena letra; también había aprendido algo de contabilidad. Repartía cartas sin direcciones —recuerda—, y me sé las 52 calles del casco viejo que hacía entonces y los nombres de todos los vecinos. Un día llegué a repartir 800 objetos en la misma jornada.


Vista de La Almunia de Doña Godina, provincia de Zaragoza.

En esa época tuvo que hacer de cabeza de familia con sus tres hermanas y su madre al fallecer su padre en accidente. Lo pasamos mal, yo trabajaba los fines de semana haciendo horas extras en una empresa textil preparando pedidos, y repartía sacos de harina a panaderías de los pueblos de la comarca. Yo creo que gracias a eso nunca me han hecho mal los riñones ni me hacen…

A partir de entonces madrugaba una hora más para poder ir en bicicleta a misa antes del reparto postal, y con sacrificio sacar el resto del plan de vida espiritual

A los 33 años se casó, curiosamente el mismo día que una de sus hermanas. Tiene dos hijos y dos nietos, y ejerció como cartero durante 40 años. Un día de los años setenta le invitaron a participar en una charla de formación que daba un miembro del Opus Dei en un pueblo cercano: amar a Dios sobre todas las cosas es lo que más me llegó, y hacer el bien a los demás. Y me dije: “esto es para mí porque siempre he trabajado mucho". La noticia del fallecimiento de san Josemaría Escrivá le dejó impactado, y pocos años después, tras una tertulia con Mons. Álvaro del Portillo en la Universidad de Navarra, se decidió a pedir la admisión en el Opus Dei como miembro supernumerario. Escribí una carta con muy buena letra, y con toda libertad y con todo el corazón. Y mi mujer siempre me ha apoyado.

A los 61 años tuvo una jubilación anticipada y se dedicó entonces a cultivar una finca familiar cerca del pueblo.

A partir de entonces madrugaba una hora más para poder ir en bicicleta a misa antes del reparto postal, y con sacrificio sacar el resto del plan de vida espiritual. Entendí mejor en qué consiste la alegría, les escribía las señas a los que apenas sabían escribir, llamaba la atención a los estudiantes que blasfemaban en la oficina…

A los 61 años tuvo una jubilación anticipada y se dedicó entonces a cultivar una finca familiar cerca del pueblo: la limpié y sembré cerezos, melocotoneros, manzanos, nectarinas y perales… Un año perdí miles de kilos de fruta por una pedregada, si el Señor lo permitió… Al sanear la finca en el pueblo llamó la atención el modo de acabar bien las cosas.

Fernando está muy agradecido a su vocación: procuro hacer apostolado con mis amigos y vecinos jubilados de los pueblos cercanos preparando huevos fritos, después tenemos una charla de formación o una película con tertulias de san Josemaría. Les anima a ser valientes, dice que la gente cobarde no sirve para nada. Hasta hace poco visitaba a otros miembros de la Obra enfermos en pueblos cercanos y les impartía los medios de formación.

En una de sus casas pone un Belén todos los años de 24 metros cuadrados que ganó en 1995 el primer premio de belenes de la Diputación Provincial de Zaragoza. Es todo natural, elaborado con piedras, musgo, troncos, agua corriente con curvas, puentes, cuevas…

Con la oración conservas el querer a Dios—resume—, el ser cristiano de verdad. Es el alimento, si no comes adelgazas, uno se enfría y viene la tibieza. Incluso me ayuda a controlar el mal genio, eso me lo han enseñado en la Obra, y mi mujer y mis hijos me lo han notado en el trato con ellos durante todos estos años.


“Ser un líder ejemplar”, la vocación del empresario

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El Cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, visitó el campus del IESE en Barcelona esta semana para presentar el documento "La vocación del líder empresarial: una reflexión".

Según el Cardenal, este documento es una referencia práctica para directivos que ahonda en la vocación del empresario y la define como una tarea noble—tal y como afirmó el Papa Francisco en Davos en 2014— para resolver las necesidades del mundo con bienes verdaderamente buenos y con servicios que sí sirven".

Junto a José María Simone, presidente de la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), y Luis H. de Larramendi, presidente de Acción Social Empresarial, Turkson también participó en la 4th International Conference on Christian Humanism in Economics and Ethics, moderada por el profesor de Ética empresarial del IESE Domènec Melé.


Tiempo para pensar, reflexionar y planificar

Luis H. de Larramendi señaló que el documento "La vocación del líder empresarial" se ofrece a los empresarios como un marco de reflexión y una guía para mejorar como persona y como empresario, y para, entre todos, hacer del mundo un lugar mejor para vivir.

La crisis financiera de los últimos años ha aumentado la presión para lograr la rentabilidad, comentó. Asimismo, la mayor disponibilidad de información, y la velocidad y facilidad de las comunicaciones han tenido un impacto negativo al reducir el tiempo que dedicamos a pensar, analizar y planificar.

"Es necesario compatibilizar la lógica del mercado con la lógica del don", afirmó el Cardenal Turkson. "Los líderes empresariales han recibido de Dios unos talentos, una educación y un apoyo, y deberían ver estos dones como bienes que se deben compartir, no como bienes privados", añadió el Cardenal Turkson.

El Cardenal continuó hablando del "yo dividido": una tendencia a separar en compartimentos estancos las actitudes y la conducta de los valores o de la fe personal.

"La fe no es como la mermelada que se extiende sobre la tostada, un elemento que puede añadirse o retirarse a tu gusto", señaló el Cardenal Turkson, "sino que debería ser parte integral de la vida de una persona". "De esta forma, los directivos podrán superar el cinismo y el temor que surge de un 'yo dividido' por la fe, podrán superar los obstáculos e irradiar luz y esperanza", concluyó.


Redefinir el "éxito"

José María Simone planteó en su intervención la necesidad de desarrollar aplicaciones prácticas del documento "La vocación del líder empresarial". "Hasta ahora no hemos conseguido implantar la doctrina social de la Iglesia en la empresa, porque apenas hay interés por el desarrollo de las personas, en cambio sí que hay un gran interés en lograr un buen resultado económico", afirmó Simone.

El beneficio económico es necesario para la supervivencia de la empresa, señaló, pero no es ni lo único ni lo más importante: deberíamos construir una economía socialmente responsable en la que los líderes empresariales se interesen principalmente por las personas, con especial atención hacia las más débiles."

Simone destacó que este documento del Vaticano amplía la definición de "éxito" más allá de las cuestiones meramente económicas, para abarcar aspectos como "la dignidad humana y el bien común, valorados por encima de los intereses o beneficios particulares".

El presidente de UNIAPAC continuó señalando que "la mejor forma de crear valor consiste en ver a las personas como un fin en sí mismas, nunca como un medio". Sin embargo, mientras "los empresarios contamos con excelentes herramientas para medir el valor económico del trabajo, aún no hemos desarrollado sistemas para medir cuestiones tan relevantes como el desarrollo de los empleados".

A la pregunta acerca de cómo deben distribuirse los beneficios empresariales Simone respondió que "los beneficios son vitales, imprescindibles para la supervivencia de la empresa, pero ¿a qué deben destinarse? ¿Quién debe beneficiarse de ellos? Todos los grupos de interés o stakeholders deben participar de los beneficios: trabajadores, accionistas, proveedores, etc.".

El Cardenal Turkson finalizó la sesión invitando a quienes lean el documento "La vocación del líder empresarial" a que no lo consideren un texto finalizado sino en elaboración, y animó a la comunidad empresarial a enviar sus reflexiones y propuestas para continuar el trabajo.


Leer documento de la Conferencia del Cardenal Peter Turkson, "La vocación del líder empresarial"


Pedreira me ayudó a dar sentido a la vida y al sufrimiento

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Gracias a la formación que recibió en Pedreira, Bruno consiguió un trabajo y pudo adquirir algunas cosas para su familia: un refrigerador, un microondas, un teléfono… Más adelante pudo entrar a la universidad. El Centro Educacional e Assistencial Profissionalizante Pedreira recibió el impulso del beato Álvaro y, desde 1985, ofrece formación profesional a jóvenes que, como Bruno, viven en São Paulo. Sin embargo, Bruno no solo agradece a Pedreira su formación técnica: también fue allí donde aprendió a dar sentido al sufrimiento y a las dificultades. Este y otros testimonios de personas que se formaron en instituciones alentadas por el beato Álvaro del Portillo se recogen en el documental “Trabajar para los demás”.

Ayudar a otros con sus estudios

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Ángel ha sido profesor del colegio El Prado durante… “muchos años". “Es un trabajo cansado… y apasionante". Hace dos años se jubiló y pensó que podía seguir colaborando de otro modo en la enseñanza. Conoció un programa de voluntariado de la ONG Cooperación Social para orientar a niños y niñas con necesidad de algún tipo de apoyo en su adaptación escolar, familiar o social. Y comenzó a colaborar.

“Pronto pensé que era una buena actividad no sólo para mí y comencé a acudir con algunos de mis antiguos alumnos y con estudiantes de bachillerato del colegio". Actualmente acuden 25 voluntarios –alumnos, antiguos alumnos y amigos– los sábados por la mañana para dar clases de refuerzo de Lengua y Matemáticas a niños de entre 8 y 12 años en dos colegios en los barrios madrileños de Tetuán y Fuencarral.

Pequeños `starchefs' se miden en un concurso gastronómico de altura

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Después de algunas clases magistrales impartidas por chefs de nivel –como Mateo, de Masterchef o Iván Alba, de Bakery&Cake- los participantes en el concurso Starchef se enfrentaron al reto de preparar las tapas más originales o el crep más sorprendente.

Algo que en El Veral llevan aprendiendo desde hace casi 25 años, ya que la cocina ha sido siempre su actividad estrella. Aunque algunos no lo entienden o les pueda parecer algo superfluo, una mesa bien puesta es para muchos una escuela de virtudes y un modo de hacer familia. Entre sus defensores más acérrimos está Félix Martínez, propietario de La JamoneríaRestaurante y miembro del jurado de Starchef: “en los colegios tendría que haber clases de cocina. A veces se estudian materias que no sirven para nada y, en cambio comer, comemos tres veces al día".

El nivel del concurso ha sido impresionante", comentaban los jueces,-todos ellos brillantes profesionales de la hostelería-, y coincidían en señalar unos rasgos comunes entre los participantes: la creatividad, el compañerismo, las ganas de hacerlo bien y la buena aceptación de las orientaciones del jurado, que disfrutó tanto o más que los pequeños chefs. Después de una complicada deliberación, solo 15 participantes pasaron a la final.

Rocío Shuang, ganadora de la categoría mini-chef, a sus 11 años es una pequeña artista de la gastronomía. Compagina su afición por la cocina,- que procede del concurso de la televisión Masterchef y las clases que ha recibido en El Veral-, con el estudio de violín y con el kárate. Lo que más le gusta es desplegar su imaginación delante de los platos, hacer pruebas de sabores, y elaborar platos bonitos. “Lo mejor de haber ganado el 1º premio, es que voy a poder recrear mi receta del postre que he elaborado en la final con el pastelero Iván Alba y la presentaremos en la inauguración del próximo restaurante de Gabriel Leonardi", dice Rocío con una sonrisa.

Otra de las finalistas, Cecilia, estudia 6º de primaria en el colegio Montessori y es una apasionada de la cocina. Cada año pide a los Reyes artículos para poder cocinar en casa: una máquina para hacer pasta fresca, otra de gofres… El año pasado ganó el concurso y en esta edición ha quedado en 2º puesto, pero no le importa: “no he venido a ganar, solo a disfrutar".

Aunque te tienes que esforzar y dedicarle tiempo merece la pena ver cómo disfrutan los demás comiendo lo que cocino", dice Lucía, estudiante de 1º de ESO, que lleva dos meses preparándose para el concurso. En esta ocasión, aunque ha llegado a la final de la categoría junior-chef, los nervios le jugaron una mala pasada y no ha conseguido el primer premio. Cuando le preguntan dónde aprende todo eso, Lucía contesta que tiene una buena maestra: su madre. Para practicar hace muchos ensayos en casa, y sus hermanos están encantados de hacer el papel de jurado: lo que se llama un entrenamiento en familia.

(II) Sepia: “La oscuridad es temporal… si aprendo de ella”

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Santo Domingo (República Dominicana). Ismael Martínez Sánchez

Y a la vez, el descubrimiento de que soy hija de Dios y que mi biografia no es una sucesión de blancos o negros, sino de tonos grises, de pequeñas humillaciones que, bien vistas, sirven para modelar mi carácter y percibir la realidad con otras respuestas.

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P: Tras la marcha de su madre, su hermana repitió el patrón de conducta. ¿Cómo afrontó esa situación familiar?

R: Tras el schock, ves fantasmas por todos lados. Y necesitaba apoyo. Dentro de casa era imposible. Fuera, una humillación. Cuando mi madre nos dejó y se marchó el 1 de marzo de 2007, empecé a frecuentar la parroquia. También frecuenté más asiduamente Caremi, la escuela de hostelería en Santo Domingo donde el Opus Dei lleva la dirección espiritual. Aunque yo no era de la Obra, el espírititu cristiano del Opus Dei me ayudó muchísimo. Sentía como ese respiro al rezar en casa, en el trabajo, en la Misa. Encontré esa paz espiritual de la que había renegado en mi adolescencia. Descubrí que era hija de Dios en la Misa, que no importa que procedas de un barrio cool o de uno pobre. Sabía que yo vivía en ese mundo marginal, pero que allí –al mismo tiempo– ese era mi mundo para intentar ser cristiana.

Así que cuado iba en la guagua, en el bus, empecé a rezar el rosario porque, de una manera u otra, yo sentía que toda esa situación familiar y personal era “temporal". Que nada hay definitivo salvo la muerte. O sea, que el sufrimiento es ocasional y tenía que afrontarlo con los pies en la tierra y la cabeza en el cielo. Con el coraje de la vida. No me quedaba otra opción. Uno tiene que pasarlo y luchar para valorar la vida.

P. Supongo que ahora, con perspectiva de unos años, es fácil decirlo pero ¿fue difícil de practicar?

R. Mi madre dio a luz a mi hermano con quince y a mi con diecisiete años. Por rama materna todas mis primas -casadas o solteras- tuvieron hijos en la adolescencia. Todas fueron madres adolescentes, salvo una que crió hijos a partir de los veintitrés años. Cuando ves como el mismo patrón se repite, y se repite, y se repite… Viendo todas las necesidades que pasaban las mujeres de mi familia, yo pensaba en que no podía seguir esos caminos de mi madre y mis tías.

Con diecisiete años, en un clima duro, superficial y relajado hay que ser fuerte. Así que, cuando mi hermana se quedó embarazada, me dije: “Yeraldine, tienes dos caminos: tener novio y vivir la vida–probablemente repitiendo el mismo ciclo sin futuro- o, pisar a fondo el pedal del estudio. En un ambiente permisivo intuía que mi salida era estudiar y trabajar para alcanzar una profesión.

Primero tienes que amueblar la cabeza porque los chicos llegarán. Hay que estar preparada, sin ingenuidades. Pero antes debo tener sueños, ponerme metas, darle un sentido a mi vida. Por eso, quizá entonces me puse por las calles como esos caballos que llevan unos cortinas laterales para que los ojos miren siempre al frente en busca de una meta. Y yo diría que la gracia de Dios me acompañaba de la mano…

P. Tras la marcha de su madre…

R. Sobrellevaba la situación. Cuando se fue mi mamá no me quedó más remedio que intentar hacer de cabeza de familia. En cierta forma, sabía que era la madre de la casa porque -aunque mi hermano es dos años mayor- el sentido de protección que damos las mujeres nos hace estar pendiente de que comamos, llevemos ropa limpia y digna... Además, mi hermana estaba con una depresión postparto, había que generar más dinero para la casa, y tampoco mi padre podía pagarme la universidad pública... Así que, cuando mamá nos dejó, empecé a trabajar en la hostelería para ganar unos pesos.

P. El primer sueldo de su vida con la hostelería y llevar más dinero del que nunca había tenido en el bolsillo debió ser 'una tentación' en el camino…

R. ¡Oh, estaba feliz! [se le ilumina la cara]. Gané dos mil pesos (40 euros) con mi primer mes de sueldo. Iba por la calles, con los billetes en el bolsillo paseando entre cafeterías, tiendas, restaurantes. Como cualquier chica yo quería ir al Salón, ponerme bella… Sí, tenia las tentaciones de cualquier chica de diecisiete años. Entonces, en vez de comprarme una blusa que me hiciera falta o unos zapatos, me engañaba pensando que las compraría en las rebajas. Despejaba la tentación hacia el futuro. Esas rebajas nunca llegaron… Las necesidades eran tan básicas que no podía gastar el dinero en miscosas, aunque también fueran necesarias.

P. Así que ese dinero del sueldo fue…

R. Fue un alivio. Un alivio porque sabía que en mi casa lo estaban esperando, que en mi casa lo necesitaban y yo también lo necesitaba. “OK, lo tengo. De todas las necesidades ¿A cuál le voy a dar prioridad? ¿Cuál es la realmente prioritaria en este momento?".

P. ¿Y cuál era?

R. La necesidad de nuestra casa fue, casi siempre, la comida. Porque yo comía en la Escuela de Hostelería, pero ignoraba qué comían mi hermana y su bebé diariamente… O sea, a veces, ellos no comían. Y si dolía recordar cómo mi papá y mi mamá se separaron en mi juventud, ¿qué sería para ese bebé que desde ya, justamente naciendo, estaba viviendo con unos padres separados sin recursos? Eso, a mí… me ardía interiormente.

P. “Cuando quieras conocer a una persona no preguntes qué es lo que piensa, sino qué es lo que ama", dice San Agustín. Además de su familia ¿alimentaste otro sueño?

R. Acudir a la Universidad. Mi mamá se fue de casa el 1 de marzo y el 1 de septiembre tomaba el examen de admisión en la Universidad porque el Gobierno me había concedido una beca que me cubría necesidades básicas. ¡No me lo podía creer! Recuerdo un domingo nublado, con pruebas que comenzaron a las 9:00 y se prolongaron hasta las 19:00. Justo cuando terminé el examen salí agotada a la calle y empezó a llover torrencialmente. Sin dinero para un taxi o una sombrilla para cubrirme, caminé cuatro kilómetros hasta donde tomar un bus económico mientras mi cuerpo estaba empapado. Entonces, una vocecita me decía: “Bienvenida seas a la universidad estatal. Prepárate porque aquí serán pocas las flores que recogerás en el camino. Has sido admitida en Ingeniería Industrial, pero tendrás que ganar la carrera con el sudor de tu frente". Ese era el sueño de mi corazón: llegar a sostenerme y sostener a los míos económicamente. Quizá era la esperanza de mi familia.

P. ¿Qué horario tenías?

R. Por las mañanas trabajaba, iba a clase por la tardes y estudiaba de noche y durante los trayectos. Me levantaba a las 5.15 porque el trabajo hostelero estaba lejos de casa, pero ahorraba caminando largos tiempos y tomando la guagua para las distancias largas. Antes del trabajo acudía a la Eucaristía de 6.30 en la Parroquia Claret, entre la Avenida Kennedy y la de Churchill.

Empecé a ir a Misa a diario con diecinueve años, pues en octubre de 2008 descubrí que yo estaba llamada a intentar santificarme en esa vida ordinaria como supernumeraria en el Opus Dei. Tras acudir a Misa, el trabajo de hostelería se prolongaba de 7.15 a 13.15. Por la tarde, tomaba mi mochila y caminaba hacia la Facultad de Industriales para las clases. Terminaba la jornada estudiando hasta medianoche.

P. Si el domingo fue creado para descansar, ¿el sábado fue inventado para el ocio?

R. El ocio es muy bueno cuando se llena de sentido. Claro que sí. Mis fines de semana eran variados. Además de la diversión, aprendí a compartir tiempo yendo algunos fines de semana con amigas del Opus Dei a hospitales infantiles.

En una tarde de un domingo fuimos al hospital infantil Robert Reid Cabral para entregar unos cuantos dulces y juguetes que habíamos recolectado en Caremi. De repente, quedé fijamente hipnotizada por los grandes ojos torneados amarillentos producidos por los efectos de un medicamento en una niña. A la pequeña le acababan de hacer una diálisis. En el fondo quería abrazarla pero tenía miedo. La niña me miró y extendió su mano. Ante ese gesto no dudé en corresponderle y abrazarle. A partir de aquel día mi interés para los enfermos aumentó mucho, pues si visitas a una persona enferma observas que vivimos egoístamente en nuestras pequeñeces frente a los grandes dolores físicos o morales de otros. En esa niña, veía la grandeza de Dios de los enfermos.

P. Siendo universitaria, supongo que descubrió otros aspectos sociales y no pasó todos los fines de semana en el hospital…

R. Claro que no. Con todo mi cariño hacia las monjas, yo no soy una monja. Ya casi al final de la Universidad tuve mi primer novio. Hablamos y establecimos que había que dar 'tiempo al tiempo' para conocernos. Ciertamente no soy la reina de las fiestas. Tampoco lo he deseado en mi vida porque, ni me lo podía permitir, ni es un objetivo relevante. En mis circunstancias, salir con los amigos de fiesta estaba en un quinto o sexto lugar. Yo no me podía dar el lujo de salir, porque antes tenía que sobrevivir.

Además, yo vengo de barrio y sé cómo son algunas fiestas de mi país en el contexto donde vivía, pues en la Republica Dominicana están permitidas las armas… Me gusta la cerveza y la socialización. Pero, hay que ser prudente. Quizá esta vida ni es un valle de lágrimas, ni el paraíso. Cada cosa en su momento, ni por exceso, ni por defecto.

P: ¿Aprendió algo especial en el Opus Dei?

R. En el Opus Dei he aprendido a conciliar la vida externa con la vida interior y a ser una mujer luchadora e independiente que desarrollas tus talentos personales en la tierra poniendo la vista en el cielo. Aprendí de San Josemaría que hay que vivir un correcto y positivo “materialismo cristiano", una mezcla de sano realismo con ideales elevados. Y eso es lo que intento, aunque no siempre lo consigo.



Semana que viene: (III) COLOR: “Aunque mi biografía estaba escrita en blanco y negro, intento vivir la vida en color"

Semana anterior: (I) Blanco y Negro: ¿Estoy condenada a la oscuridad de mi periferia?

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